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El Ibiza es uno de los modelos que se comercializan en nuetroa país con una estética muy seductora. No es de extrañarse este hecho ya que la marca española ha procurado dar a su modelos un toque netamente latino.

Exteriormente proyecta un compacto, de dos volúmenes con perfil acuñado, robusto, acinturado, musculoso y expresivo. En el interior se imprimieron los mismos principios de estilo que el exterior, por lo que imperan los arcos estirados, además de superficies lisas.

Cabe destacar que la calidad percibida es mayor que el promedio, en relación a la competencia. La disposición de los elementos se estructura conjugando formas, a las geometrías cuadradas, siguen salientes cilíndricos y las líneas rectas están colocadas para romper el arco de un elemento que a la postre continúa, pero con diferencias de tramado o tono. Las sensaciones al tacto que emiten las distintas superficies de los paneles laterales y frontal es la de cuerpos plásticos firmes y durables.

El motor con el que cuenta la versión para México de 2.0lts que genera 115hp/4,000rpm y torque de 170Nm/2,400rpm. Esta es una configuración de chasis/motor poco comercializada en varios de los países donde tiene presencia Seat. Luego de diversos análisis la marca, concluyó que el torque que genera este propulsor es el más adecuado para sortear la diversidad orográfica del territorio nacional.

La suspensión delantera es tipo McPherson y la trasera de flecha con efecto direccional y brazos longitudinales. Uno de los puntos a destacar de éste modelo es la inclusión del concepto "Chasis Agil", que combina una puesta a punto de la suspensión más dura (principalmente en la compresión de los amortiguadores) y una dirección asistida por un sistema electrohidráulico, cuyo programa decide el nivel de ayuda necesaria en función a cada momento y el tipo de conducción que se está realizando. Lo anterior se logra mediante la captura de datos en distintos sensores que analizan la velocidad, el ángulo de giro del volante, etc. Los frenos son de disco y calza neumáticos 19/55.

La prueba

Encontrar una posición de conducción optima resulta fácil, la palanca para escoger la altura del asiento, la perilla para inclinar el respaldo y el liberador de recorrido del asiento, son relativamente accesibles. Pero lo es un tanto más manipular la palanca para la altura del volante.

Una vez que está funcionando el motor, comienzan a sobresalir las características más destacadas del Ibiza. Cuando está en marcha en vacío, casi no emite ruido, el conductor tiene que echar una mirada al tacómetro para comprobar que está en funcionamiento. Pero en cuanto empieza a acelerar paulatinamente se escucha un rugido, un tanto seco, pero que no deja dudas respecto al carácter dinámico del auto.

El motor es elástico, de igual manera las relaciones de la caja de cambios. El arranque desde parado es muy sencillo de dominar gracias a que el embrague se acopla muy suavemente con el motor, sin abruptos ni sorpresas. Las relaciones están bien escalonadas, pero la tercera pareciera un tanto corta. La cuarta es larga y la quinta aprovecha magníficamente el torque.

La dirección es en todo momento rápida, precisa, sensible y con el grado de asistencia como para sentir control de cualquier acción del auto. Se disminuyó el ángulo muerto de la posición central del volante, así como las variaciones de convergencia bajo esfuerzos laterales y se procuró que los neumáticos tuvieran un mejor ángulo de deriva para una mejor respuesta alrededor del punto central del volante y para disminuir el subviraje.

El Ibiza tiene buen agarre en la parte trasera, un poco duro en la compresión de los amortiguadores y medianamente suave en la descompresión. Esas mismas características, le reditúan en un muy buen desempeño en carreteras de curvas continuas, ya que los movimientos laterales del chasis son progresivos, un tanto contenidos hacia el final del recorrido de los amortiguadores.

Influye también en este comportamiento el anclaje de la barra estabilizadora de la suspensión delantera, que se sujeta directamente al propio amortiguador, en una posición que la hace prácticamente insensible a las flexiones que provocan las variaciones del ángulo de caída, lo que ha permitido instalar una barra de menor diámetro.

Los asientos son firmes, brindan una excelente sujeción al conductor y al pasajero delantero tanto para los casos de virajes pronunciados, como para realizar viajes largos, aunque un tanto duros para tramitar congestionamientos de tráfico por más de 60 minutos. Los pedales son de accionamiento suave, sin caer en lo esponjosos, y progresivos desde el primer toque. El accionamiento de la palanca de velocidades es digno de mencionar y aunque los viajes son cortos, entre cada cambio, se pueden hacer con mucha precisión y sin mayor esfuerzo.

Los controles están al alcance de la mano y son fáciles de memorizar. Lo que si se extraña es la pantalla de tamaño grande que estaba localizada en la consola central y que proyectaba información del aire acondicionado, temperaturas y sistema de audio. Esta pantalla le daba un toque de mayor sofisticación a la cabina de pasajeros.

El sistema de audio es lo único que valdría la pena revisar más a fondo, ya que la recepción del radio no es la conveniente para una ciudad como el Distrito Federal y la respuesta en general, tanto de frecuencias, como de transitorios, no está a la altura de las exigencias del consumidor joven, al que se dirige principalmente este modelo.

El Ibiza es compacto de carácter deportivo, que es a la vez noble, pero que concede un amplio margen de diversión en carreteras de curvas continuas. Es fácil de manejar y además cómodo. Aunque no destaca por su consumo de combustible, si en cambio por su torque y capacidad para transitar en la mayoría de las condiciones de las carreteras nacionales.

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