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Rover es una marca de origen inglés que cuenta con 100 años de experiencia en la fabricación de vehículos de lujo. En esta ocasión tuvimos la oportunidad de probar el Rover 75, que es un sedán deportivo de lujo con una imagen fuerte y estilo refinado, que denota su origen inglés. Su perfil es levemente acuñado, el diseño de la facia es delicado, con faros ovalados y parrilla horizontal con rejas verticales que guardan en el centro el emblema de la marca. La parte trasera se distingue por sus calaveras triangulares y amplia cajuela. Su interior es elegante y en el se mezclan texturas diferentes como acabados tipo madera en el tablero, puerta y volante; los asientos son tipo deportivo de piel y las puertas están forradas en alcantara. El panel de instrumentos contiene el tacómetro y velocímetro en forma ovalada, con dos figuras más a los lados que brindan la información de la temperatura del motor y la gasolina, separados por la pantalla de la computadora de viaje y una pantalla de testigos de sistemas. La iluminación es de color azul, lo que en la noche nos da una información muy clara. La consola central es rectangular en plástico negro y tiene el sistema de sonido y los controles de aire acondicionado. La palanca de velocidades tiene el vástago forrado también en piel y un porta vasos para el ocupante. En la parte trasera, el asiento de en medio se puede doblar, quedando un amplio espacio para escribir, guardar plumas y dos porta vasos más. LA
PRUEBA Cabe destacar que el nivel de ruido externo es casi nulo dentro de la cabina, por lo que se puede escuchar bien el sistema de sonido, aunque éste no esta a la altura de la calidad para el segmento al que este modelo va dirigido. La respuesta del acelerador es pausada, con cambios suaves. La suspensión firme, la dirección precisa y la rápida respuesta al frenar da completa seguridad al conductor. En la carretera su desempeño es dinámico, muestra un buen agarre, los movimientos laterales del auto son muy contenidos. Conclusión
Ficha
Técnica
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