El abundante equipamiento incluye, entre otros, faros de xenón para cortas y largas, control de estabilidad, programador y limitador de velocidad, sistema de ayuda al aparcamiento, entrada y arranque sin llave, freno de estacionamiento eléctrico o asientos con tapicería mixta de cuero y tela.

Además de por el equipamiento, destaca por su motor, un 2,0 l turboalimentado que da 170 CV. Con este motor el Laguna es, Es un coche fácil de conducir porque va bien en casi toda circunstancia y no tiene reacciones extrañas ni bruscas. La suspensión es blanda para un coche que corre tanto.

Está bien acabado y los materiales del interior son buenos. Por tamaño, el habitáculo está dentro de lo habitual de entre los coches con unas dimensiones exteriores similares.

Por carreteras lentas, a pesar de lo blando de la suspensión, no va mal. Entra con facilidad en las curvas y, una vez en ellas, se mueve menos que otros coches.

En cualquier caso, me ha parecido un coche fácil de conducir y que no reacciona de forma brusca. En control de estabilidad tiene un funcionamiento correcto y no resulta demasiado intrusivo.

La dirección tiene asistencia hidráulica variable con la velocidad. Si de verdad varía, es muy difícil de apreciar y sigue resultando muy asistida a velocidades altas.

Los frenos han aguantado bien un trato intensivo incluso en carreteras muy sinuosas y de bajadas pronunciada como lo es el tramo entre mil umbre y Morelia, Michoacán donde se les exige mucho a los frenos y al agarre del auto.

El Renault Laguna que hemos probado es excepcionalmente rápido.

Cuando aceleramos a fondo, se nota un fuerte aumento del empuje del motor cuando llega a 2.900 rpm, incremento que se diluye poco a poco al superar las 4.000 rpm. El límite de giro está a 6.200 rpm; en pocas ocasiones puede merecer la pena llegar hasta ese punto, porque donde más fuerza tiene el motor es a medio régimen y no es muy brillante en altas.

Este motor del Laguna utiliza un turbocompresor del tipo twin-scroll, que tiene dos entradas para los gases de escape (una para el primer y cuarto cilindro, y otra para los dos restantes). De esta forma se evitan que las ondas de presión generadas en cada cilindro interfieran entre sí.

La sensación de calidad que transmite este Laguna es buena. La mayoría de los plásticos son blandos y los que no lo son están pintados con un acabado muy suave.

La terminación también es en general buena; a simple vista no se encuentran piezas mal ajustadas ni mal rematadas.

La salpicadera es de un tipo de plástico muy flexible en su parte superior y otro en la inferior que lo es menos, aunque también blando al tacto. Entre ambas partes hay una tira de plástico horizontal de color plata.

Las piezas de plástico duro pintadas son de muy buena calidad.

Los asientos de las versiones Luxe están tapizados de cuero y tela. Este último material se emplea en la zona central, tanto del asdiento como del respaldo. Además de ser una tela muy agradable al tacto evita que el cuerpo deslice.

Por su amplitud, el habitáculo se encuentra, según nuestras mediciones, en un lugar intermedio entre los coches de dimensiones exteriores semejantes a este Laguna, aunque peca de tener menor altura disponible que la mayoría, tanto delante como detrás.

El portaanteojos que está situado en el techo, junto a la puerta, queda cerca de la cabeza si se mide más de 1,90 m o se lleva la banqueta en la posición muy elevada.

Los apoyacabezas son de los que, o se llevan a la altura correcta o resultan incómodos (idea acertada). Además, se pueden articular para que queden muy cerca de la cabeza, independientemente de cómo se lleve de inclinado el respaldo.

El volante se regula vertical y longitudinalmente. El recorrido longitudinal no es muy largo, con lo que si se lleva el asiento en la posición más atrasada no se puede tener el volante a la distancia correcta.

Como suele ser habitual en Renault hay multitud de lugares repartidos por el habitáculo donde poner objetos.

La cajuela tiene gran capacidad, una capacidad no muy grande para el tamaño del coche, aunque por sus formas es muy aprovechable. Está iluminado y tiene una toma de 12 V. Tiene cuatro argollas metálicas en el suelo para sujetar una red, una cinta elástica en en lateral izquierdo y un pequeño cajón vertical en el derecho.

La iluminación interior es correcta: hay luces en el techo, delante y detrás, cuya intensidad se puede regular y la zona de los pies de las plazas delanteras está iluminada. También hay una luz en las puertas que, además de señalizar que está abierta, ilumina el suelo que hay bajo ella (por ejemplo, para ver si hay algún charco cuando salimos del coche). Tiene cuatro luces de lectura.

Tiene airbags frontales (de dos etapas), laterales delanteros y traseros y de cabeza delante y detrás, ABS y control de estabilidad. También equipa un sistema de control de presión de los neumáticos; no es del que simplemente avisa cuando hay una diferencia de presión importante en alguna rueda, sino que indica en la pantalla del salpicadero la baja de presion de cada neumático en todo momento.

Los faros son de xenón para cortas y largas e iluminan muy bien, sobre todo las primeras. Viajando de noche por carretera, donde cambiaba con frecuencia de cortas a largas.

El Laguna trae de serie unos elementos de equipamiento que aunque puedan parecer superfluos, durante el uso diario del coche se agradecen, e incluso se echan de menos cuando se conduce otro coche que no los lleva.

Un elemento muy útil, y cómodo, es el freno de estacionamiento eléctrico. Se activa, o bien mediante una pequeña palanca que hay en la parte izquierda del tablero, o de forma automática al parar el motor. Aunque se puede liberar presionando un botón (mientras accionamos simultáneamente el mismo tirador que lo conecta), se quita de forma automática al mover el coche (lo hace de forma relativamente suave). Que se quite de forma automática resulta particularmente cómodo si hay que arrancar en una cuesta pronunciada.

En las ventanillas traseras lleva unas cortinillas, enrollables manualmente, útiles en días soleados. Las de los cristales laterales no llegan a cubrir toda la superficie de la ventana.